17 jul 2014

Y solo sí… Entonces y solo entonces.


Y sólo si me sujetas al borde de tus labios, al infierno de tu mente delirante, a tu frágil memoria y a tu pecho  embravecido; no me iré.
Tan sólo si eres capaz de subyugar esta alma insaciable inquieta y errante, llena del libertinaje provisto por el horizonte no conocido, entonces, me quedaré a tu lado.

Tan sólo si pudieras cautivar  el sueño que gobierna mis noches, aferrarte a él como los niños hambrientos se apegan al pecho de su madre,  hacerlo tuyo, devorarlo, cantarle canciones de esas;  de esas que la gente canta por las noches, ah, y si también lo acunaras como a hijo nacido de tus entrañas, te convertirías no solo en lo que amo, sino también  en lo que soy. Pues habrás entendido la esencia  de mi alma y  para que he nacido. Me amarás entonces como lo que soy, no como tú quieres o pretendes que seas. Abrazaras mi sueño. Entonces y solo entonces, seremos uno solo. Podrás amarme como se aman los adolescentes en noches de inviernos, porque para entonces ya no necesitaremos de espejos, de otra manera solo serás alguien que yo un día conocí.

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