22 nov 2014

¿Qué o quién es tu gallo?


Hace unos meses, leí "El Coronel no tiene quien le escriba" de Gabriel García Márquez, bajo los efectos febriles de conocer la estructura de composición, así como los recursos estilísticos utilizados por este gran Escritor, quien sin duda alguna es digno representante de la narrativa del Siglo XX y XXI.
Garcia Márquez declaró en una entrevista televisiva  que es difícil que no haya una línea en todos sus libros que no tuviera su origen en su infancia.  “Todo mi obra tiene su cantera en mi infancia” afirma con  vehemencia, por lo que muchas de sus obras tienen un vínculo indivisible con su amada Patria.
El protagonista de esta obra es un anciano Coronel, un tanto chiflado y aparentemente terco, que  espera la llegada de su pensión siempre demorada desde hace muchos  años. La angustia ante la espera, la miseria a la que se ve sometida, un cierto misterio, gallardía y simpatía, se fusionan para hacer de esta obra, una conmovedora imagen de los sentimientos personales. Resaltando como grandes aspectos positivos: la perseverancia y  esperanza inmutable  que posee este hombre en medio de circunstancias adversas. Sin embargo, no quisiera reforzar ideas ni líneas de pensamientos motivacionales referente a ello. Si bien sabemos lo mucho que calienta el alma un abrazo y unas palabras que nos ayuden a continuar en el coliseo de la vida; pero no es mi blanco en esta ocasión.

Estoy plenamente convencido de la lucha diaria que enfrentamos, los aprietos e inconvenientes que se presentan a la orden del día; insolentes, equipados de una fuerza capaz de mudarnos el rostro y exiliarnos en un mundo  donde se pone prueba nuestra esperanza y nuestro coraje. Los nicaragüenses somos luchadores, y eso me encanta. Eso no está en tela de duda, al igual que el Coronel esperamos  pacientemente nuestro viernes,  ese día que las circunstancias mejoren a nuestro favor  y al fin podamos recibir el fruto de nuestro esfuerzo y la cosecha de nuestra espera.  Y no está mal, así  es la vida, es así como tenemos que vivirla, debemos aceptarla con todos sus retos, dificultades; reír cuando tenemos que reír y llorar cuando tenemos que llorar, pero nunca dejar de luchar.

Ahora bien,  el coronel, poseía un gallo, el cual era lo único que quedaba de su hijo fallecido, y lo cuidaba sumamente de tal manera que estaba  dispuesto a quedarse sin comer, con tal de alimentarlo para que estuviera listo para la pelea que se habría meses después, y obtener  así algún ingreso. Unido a la miseria, al desdén y al olvido, aun  cuando en algunas ocasiones no había  alimento en casa, ni siquiera para una taza de café, no  congeniaba con su esposa con  la idea de vender el gallo. El escritor  Mario Vargas Llosa, le confiere a ese gallo, cierta metáfora política, debido a la situación política que sobresale a medias tintas en la narración de la obra, de cualquier modo, en algunas ocasiones nos parecemos al coronel, o mejor dicho a un viejo obstinado y terco quien está dispuesto a morirse de hambre, y ver como su esposa, quien padecía de asma, se hundía en la amargura ,la incertidumbre, y la pobreza , y como si fuera de menos , era estimada  menos que un gallo.

La pregunta es la siguiente: ¿Que o quien es tu gallo? A veces estas dispuesto/a  a privarte  de algunas cosas, quizás hasta te has descuidado de ti, les hablo aquellos que por x o y   (equis o ye) razones han convertido erróneamente a algo o alguien en una prioridad sin sentido, exigiéndose esfuerzos descomunales, atravesando innecesariamente momentos de torturas , descuidando cosas más importantes; no olvides el gallo es de pelea, no es de crianza meramente, eso o ese alguien por quien luchas tiene que pelear contigo, no tiene que ser una carga nada más, y de ser alguien , debe corresponder justamente a todos y cada uno de tus esfuerzos; debe de valorarlos.

Desgraciadamente para el coronel su gallo era más importante que su esposa, la que con todos sus esfuerzos se preocupaba por servir a la mesa en pan de cada día, y se tragaba  lágrimas  de dolor generadas por aquel viejo desconsiderado que amaba más a su gallo , que a la mujer que le había dado sus mejores años. Empecemos por ordenar nuestras prioridades, luchar por aquello lo que vale la pena, es decir por algo o alguien que haga méritos de tus esfuerzos.

Autor.-

Ian David Briceño Aguilar.

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